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sábado, 9 de mayo de 2020

Ciencia participativa: un puente entre científicos y ciudadanos

El investigador del CONICET Joaquín Cochero es uno de los principales desarrolladores de tres apps colaborativas que buscan sumar información a las investigaciones sobre mosquitos, vinchucas y ambientes de agua dulce a partir del aporte ciudadano.

La ciencia ciudadana o participativa hace referencia a las personas que aportan al abordaje de problemas científicos. Ejemplo del nexo entre los investigadores formales y los científicos ciudadanos son tres aplicaciones desarrolladas en el país: AppEAR, un proyecto para estudiar los ambientes acuáticos de agua dulce; Caza Mosquitos, una aplicación que busca crear una base de datos de distribución de vectores de contagio, y GeoVin, una iniciativa para reportar la presencia de vinchucas.

Caza Mosquitos “es un proyecto que estudia la distribución del Aedes Aegypti en el país” y que ya hay 3.500 ciudadanos registrados en la aplicación, con 300 reportes válidos. Esa información pasa a una base de datos nacional, con nexo a un registro mundial de la biodiversidad. GeoVin, precisó, “es parte del estudio que hace el Centro de Parásitos y Vectores de La Plata sobre la distribución de vinchucas”, relacionado específicamente con la enfermedad de Chagas. Acá hay 700 personas registradas, con 100 informes nuevos. Por último, AppEAR, resaltó, “se involucra en el estado ecológico de los ambientes acuáticos”. En este caso, los científicos ciudadanos son 750 y los reportes, cerca de 400, con datos sobre lugares de los que se tenía “poca o nula información”.

La manera en que se involucra a las personas supera el rol de puros espectadores: son un componente activo del estudio científico, con un rol vital en el manejo del problema a gran escala; aportan en la generación de conocimiento y en la educación de temáticas importantes para el desarrollo y la sustentabilidad.

Se genera un vínculo entre la temática y la comunidad: por ejemplo, las escuelas replican las investigaciones en contenidos educativos y los científicos ciudadanos son involucrados en la validación e interpretación de los datos que recolectan. Se buscan, en conjunto, soluciones específicas para un problema que haya en esa zona. Las aplicaciones son un medio más amigable que otras herramientas, que si bien son más precisas “para la gente, son más difíciles de usar”.

La metodología de la ciencia ciudadana o participativa consiste en involucrar a aquellos que no necesariamente tienen una educación formal en ciencia, para ayudar a contestar estas preguntas científicas. A su vez, los proyectos se vinculan a bases de datos nacionales e internacionales. Los datos recolectados por el equipo de GeoVin, y por Caza Mosquitos, alimentan al Sistema Nacional de Datos Biológicos (SNDB). El SNDB tiene nexo con la Global Biodiversity Information Facility (GBIF), un registro mundial de la biodiversidad.

Otros proyectos de ciencia ciudadana                                                                                                                                                                                                                                                                                 Hay proyectos para estudios astronómicos masivos, distribución de la biodiversidad, problemáticas de introducción de especies exóticas, estudios de genética poblacional humana o de contaminantes emergentes. Hay componentes de ciencia ciudadana en proyectos de ciencia básica o aplicada.

Estos proyectos son exitosos sí logran involucrar a la comunidad objetivo y mantenerla en el tiempo. Eso requiere esfuerzos importantes de los grupos coordinadores, que sean multidisciplinarios, que haya fondos e infraestructura para su mantenimiento.

Los proyectos de ciencia ciudadana no pueden, ni deben, suplantar a los proyectos tradicionales de ciencia. Son un complemento que involucra a las comunidades en la ciencia, útiles para contestar ciertas preguntas científicas, y que indefectiblemente contribuyen a la educación sobre temáticas científicas.

Existen proyectos de ciencia ciudadana centrados en la plataforma ArgentiNat (una versión de iNaturalist adaptada para nuestro país) que ya cuenta con más de 150.000 datos, y sirvió para recolectar material fotográfico de especies de insectos que sólo aparecían en registros históricos.

Aplicaciones fuera del ámbito científico                                                                                                                                                                                                                                                                            La ciencia ciudadana es un componente dentro de la ciencia abierta. Es decir, los resultados de estos proyectos (datos finales, informes, trabajos científicos, etc.) y los productos intermedios para alcanzarlos (datos primarios, código fuente de las apps, etc.) son de libre acceso y pueden ser utilizados por cualquier persona o institución. Todo lo que se genera como producto de la ciencia participativa puede ser utilizado por cualquier actor estatal o privado para generar nuevas herramientas o soluciones tecnológicas. Cualquier municipio puede acceder a los datos que se recolectan con Caza Mosquitos o GeoVin en tiempo real. Puede emplearlos en el desarrollo de estrategias de manejo para los vectores de enfermedades o pueden utilizar la aplicación para que los agentes de salud hagan recorridos en los barrios con planes de monitoreo o fumigaciones.

Aportes obtenidos a partir del uso de las apps                                                                                                                                                                                                                                                      Reforzaron lo que ya veníamos conociendo. Respecto a la distribución de los insectos, los factores vinculados a la degradación de los ecosistemas acuáticos. Esto es normal en los primeros años de cualquiera de estos proyectos, pero a medida que se expanden, y recibimos información de lugares que no habían sido muestreados, mejoramos nuestro conocimiento sobre estos temas. Además, a ser ciencia abierta, cualquier persona u organización puede contribuir a solucionar la problemática desde el punto de vista que quiera. En el componente educativo conseguimos un alcance grandioso en escuelas. Los chicos se involucran y juegan con la app, e incluso logran involucrar a sus familiares. Van varias veces que nos contaron que en su casa siguieron sacando fotos a mosquitos; identificaron criaderos en sus patios o visitaron el arroyo que pasa por el pueblo. La cantidad de usuarios crece de manera exponencial, del mismo modo que los aportes a diferentes aristas de investigación y educación                                                                                                                                                                                                                                                                                                     Fuente: Suplemento Universidad, Página 12, 7 de mayo de 2020 


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